Una Advertencia con respecto a la relación entre Foucault y el pensamiento greco-latino. Estudio sobre una entrevista realizada a Michel Foucault. “Le retour de la morale”

Valentín Guerreros

Resumen


El texto trata de una advertencia a ciertas lecturas que pueden llegar a realizarse cuando se lee a Foucault en esta última etapa. Sus estudios sobre los pensadores greco-latinos pueden llevar a confusiones, si se pretende encontrar en ellos autores sobre los cuales Foucault habría tomado partido.

Esta advertencia es extraída de una entrevista que Foucault realiza un poco antes de su muerte, legando en ella el postulado de considerar a los griegos como un punto dentro de la conformación del Sujeto, tal como lo vemos surgir luego del cristianismo.

Cualquier otra lectura sobre esta obra podría perder de vista la tarea genealógica que está en el corazón del trabajo que Foucault realizó durante años, y que recuerda el escepticismo heredado de un Nietzsche.

Palabras clave: Foucault, Ética, Genealogía, Valor, Antigüedad, Sujeto.

Summary:

The text deals with a warning towards certain readings which might be done when reading Foucault in his last stage. His studies about greek-latin thinkers might lead to confusions if you want to find in them authors about which Foucault might have taken position.

This warning is extracted from an interview that Foucault makes some time before his death, leaving the postulate of considering greeks as a point within the conformation of the Subject, as it comes out after christianism.

Any other reading of this work could lose sight of the genealogic task that lives within the heart of Foucault´s work, which reminds a skepticism inherited from Nietzsche.

Key words: Foucault, Ethics, Genealogy, Courage, Antiquity, Subject

 

Una Advertencia con respecto a la relación entre Foucault y el pensamiento greco-latino. Estudio sobre una entrevista realizada a Michel Foucault. “Le retour de la morale”[1]

Valentín Guerreros[2]

dionisos@gmail.com

 

La razón que me convocó a tomar esta entrevista como punto central para introducir esta advertencia, es más que nada, cierta falacia que se puede construir entre el pensamiento de Michel Foucault y la relación que él mantiene con los autores que trabaja, sobre todo en la última parte de su obra. En comparación con las obras anteriores a las cuales el autor había dedicado al Saber y al Poder, esta última etapa, considerada como la parte de elaboración más dedicada a la Ética, vuelve a traer las reflexiones que nos hace pensar sobre el concepto de Valor implícito siempre en las relaciones de fuerza.

Reflexionar sobre el Valor es el tema medular de su filosofía, que desde la genealogía cercana a Nietzsche y, sin duda, con fuertes influencias de Heidegger se coloca en la posición de pensar sobre el Valor dado a estos campos de investigación (Saber, Poder y en el caso de su última etapa, la conducta individual). La posición de Foucault, lejos de estar marcada por una tendencia a dotar de Valor determinado campo, es sin duda la opuesta. Todo su trabajo está centrado en realizar una revisión genealógica del Valor mismo, de cuestionar siempre el por qué determinado Valor se erige como tal. Cuáles son las condiciones que generaron las posibilidades para esa validez es la temática fundamental, y no la que a veces se nos entremezcla, de si determinada postura “debe” o no instituirse como válida. Su punto fundamental, sobre todo en sus libros y seminarios es llevarnos por las líneas que condujeron a la producción de determinados Saberes, determinados Poderes, y en el caso de este “último Foucault”, de determinadas conductas, más allá de los juicios personales que logremos realizar.

Lo que me ha convocado a este punto, que me parece por momentos de extrema importancia, es una entrevista realizada en mayo del 1984 por G. Barbedette y A. Scala. Este último era amigo de Deleuze y es considerada como un gesto de amistad hacía un compañero intelectual, a quien veía poco en los últimos tiempos. Talvez fue esa confianza en su amistad que le permitió a Foucault, no solamente a acceder a dar la entrevista sino a que se publicara sin su propia revisión. La misma fue transcripta  mientras el autor estaba hospitalizado y salió recién 3 días después de su muerte.

Las razones por las cuales me dirijo a la misma son básicamente dos. Por un lado, considero que el hecho de que en las entrevistas Foucault se toma más “libertades” para la expresión de las opiniones personales, cosa que en sus estudios no podría realizar ya que lo desviaría de la reflexión sobre el Valor mismo, por conducirlo a una apuesta por un tipo de Valor que predominaría o debería predominar. Sus entrevistas suelen tomar un estilo distinto de sus textos y seminarios, en las cuales el autor permite ubicarse en otro lugar. Es la forma que toma la entrevista lo que me parece fundamental en la advertencia que él indirectamente realiza, tomando más distancia de la “letra misma” para poder transmitir su opinión personal sobre la temática, sin estar tan adherido al punto que lo convoca y a su tarea de hacer ver los puntos de composición de ciertos Saberes, Poderes, y Conductas. 

La segunda razón está ubicada en el texto de la entrevista misma. Es la parte del contenido expresado en la entrevista (sin duda determinado por la forma que la misma toma) que llama la atención cuando se leen los textos que éste autor le dedicó a algunos pensadores griegos y latinos. Ya que puede suceder entonces, que sus investigaciones sobre la construcción del Valor caigan fácilmente en la construcción de un Valor, desviando el sentido de su filosofía hacia una apuesta que dejaría de ser crítica para tornarse implícitamente, por decirlo de alguna manera, en dogmática.

Tomemos un trozo de la entrevista, talvez el que más llama la atención con respecto a su posición sobre estos pensadores greco-latinos, y que implican este punto donde la forma y el contenido difieren de las posiciones encontradas en sus otros textos:

 

“-…¿Esos griegos, usted los ha encontrado admirables?

-No.

-¿Ni ejemplares ni admirables?

-No.

-¿Como los has encontrado?

-No muy famosos. Ellos han tropezado en seguida contra eso que me parece ser el punto de contradicción de la moral antigua: entre, de una parte, esa búsqueda obstinada de un cierto estilo de existencia y, por otra parte, el esfuerzo de hacerlo común a todos, estilo al que se han acercado sin duda mas o menos oscuramente con Séneca y Epicteto, pero que no ha encontrado la posibilidad de investirse que en el interior de un estilo religioso. Toda la antigüedad me parece haber sido un .”[3] (pág. 698.)

La tarea de esta advertencia legada en la entrevista es de hacernos repensar el propósito de Foucault con respecto a los pensadores greco-latinos. Sin duda su opinión no encuentra un sentido en su filosofía si le dedicamos tiempo a la búsqueda de un Valor que el genealogista quiera promulgar con respecto a la moral antigua, sea del periodo socrático-platónico, como estoico (entendamos que, de este último, Foucault se dedica al considerado como periodo romano y no le dedica espacio al medio, ni al antiguo estoicismo).

El lugar central de esta nueva etapa en la filosofía de Foucault está marcada también en esta entrevista, algunos renglones más arriba. Destaca que su interés era abarcar, desde sus primeros textos, tres experiencias que deben leerse siempre interrelacionadas para que puedan ser comprendidas: la de la Verdad, la del Poder y la de la conducta individual.[4] La importancia de esta tercera etapa se centra en la incursión por la última experiencia, que en los otros textos había sido dejada de lado. Dice Foucault: “Lo que me ha molestado en los libros precedentes, es de haber considerado las dos primeras experiencias sin tener en cuenta la tercera.”[5]

Su intención ahora es recentrar su obra en este espacio que antes había suplantado con recursos retóricos y por lo tanto recure a autores que han colocado sus enunciados sobre este dominio de la experiencia. Selecciona para esto los escritos platónicos considerados socráticos, pues son aquellos que la tradición de la historia de la filosofía promueve como los más fieles al pensamiento de Sócrates, aunque la veracidad de este hecho es siempre dudosa, (ya que en el propio Alcibíades podemos ver la marca sobre la cual Platón va a encausar su filosofía. Ya aparece aquí la noción de “auto to tauto” traducido al francés a veces como “la cosa que resta en si misma”, o también “la esencia inmutable”, punto que sirve de referencia central a la teoría de las ideas que vemos surgir con fuerza en la República). En lo que respecta al devenir de la filosofía de Platón, podemos observar como en esta primer etapa, de las obras aporéticas, también consideradas de “juventud”, la figura de los diálogos se centran en la cuestión del Valor y se ven más marcadas las tres experiencias que Foucault pretende abarcar, entre el Saber, el Poder y sobre todo la relación que estas dos mantienen con las conductas individuales que se ven desplegadas en al interacción de Sócrates con sus contrincantes. Vemos aparecer aquí los problemas morales, políticos y también metafísicos siempre anudados a estas experiencias individuales de los sujetos, cosa que se va haciendo cada vez más oscura en la obra platónica, conclusión que Foucault también observa en los textos aristotélicos.

El resurgimiento de la inquietud de sí, con respecto a estas experiencias individuales la vemos surgir en otra época de la antigüedad, ubicada contexto de los regímenes monárquicos del periodo alejandrino y del  Imperio Romano. Luego del primer siglo de nuestra era las inquietudes que observamos desde Sócrates hasta Aristóteles que implicaban intereses que abarcaban la teoría del conocimiento, la política, pero también las conductas individuales entran, según Foucault, en regresión. La filosofía deja de interesarse específicamente por la verdad en general y pasa sobre todo a preocuparse por cuestiones en relación al cuidado de sí tomando como forma “las recomendaciones, los consejos y avisos dados a los estudiantes.”[6] La moral antigua fue deviniendo, a través de los textos de Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, cada vez más en una relación del sujeto consigo mismo, generando un verdadero cultivo de sí, ubicando al sabio y a los problemas que se le plantean en cuestiones profundamente distintas. El problema del gobierno de la ciudad al cual estaban abocados gran parte de los textos Platónicos desde el Alcibíades hasta las Leyes se fue transformando, luego del proceso monárquico en una preocupación por el gobierno de sí.

Como ejemplifica Foucault en la “Hermenéutica del Sujeto”, observando como diferencia fundamental la relación que se mantiene con el otro,[7] por un lado en el periodo socrático-platónico donde lo fundamental es la relación entre la ignorancia y el pasaje al saber (de esa ignorancia). “En realidad, entonces, ser sabio, la sabiduría y el conocimiento de si mismo, es saber  lo que sabemos y lo que no sabemos.”[8] El autoconocimiento está marcado por la relación que el individuo mantiene con su saber y su ignorancia.

Ya en el periodo helenístico romano la relación con el otro, si bien mantiene su importancia, cambia de estatutos. Como aclara Foucault: “El sujeto no debe tender hacia un saber que sustituya su ignorancia, el individuo debe tender hacia un estatus de sujeto que no conoció en ningún momento de su existencia. (…) Creo que tenemos aquí un tema bastante importante en toda esa historia de la práctica de sí y, de manera más general, de la subjetividad en el mundo occidental.”[9] El individuo aquí no sufre por su ignorancia, sino por estar preso de sus pasiones, de sus malos hábitos. Como aclara Séneca mismo: “La naturaleza humana produce almas solapadas, produce ingratos, codiciosos, impíos.”[10]

La ruptura que se produce entre estas dos posiciones es fundamental para la constitución del estatus del sujeto. Ya no se educa para el gobierno de la ciudad, sino para el gobierno de sí mismo, es necesario una serie de procedimientos que alejen el individuo de las pasiones exteriores para que se piense únicamente a sí mismo como vía de alcanzar esa libertad. Es lo que Foucault ve como cardinal para la construcción del sujeto. Como si lo imprescindible en la construcción de la subjetividad que va a tomar un punto central en el cristianismo, estuviera marcada por este desvío de la reflexión del mundo exterior hacia un sí mismo, enunciada como punto nodal de cierta etapa del pensamiento estoico.  Tiempo de quiebre primordial en al historia de las reflexiones filosóficas si lo comparamos con el inicio de la filosofía griega que, según E. Gilson se inauguraba cuando los griegos comenzaron a preguntarse de que estaban compuestas las cosas.[11]

Si hay algo de ineludible es esta nueva etapa de la filosofía de Foucault no considero que se encuentre en la búsqueda, tanto en Foucault como en los filósofos greco-latinos, de una teoría acabada de la ética. Sino por el contrario, en poder estudiar y reflexionar sobre las condiciones que hicieron emerger al sujeto, como forma central de los estudios epistémicos, psicológicos, educativos, éticos, políticos, etc. que hoy en día dan lugar a la Subjetividad. Vinculando para eso los tres dominios de Verdad, Poder y ahora (fundamental para tomar esta línea de investigación) las conductas individuales.

Las líneas que sigue, más que los vestigios de una moral ideal, nos llevan a buscar en estas conductas individuales,  los rastros de toda una cultura de sí, que emerge en determinadas épocas, para investigar los procesos de subjetivación  que dan las posibilidades de una cierta organización de la conciencia de sí.

Si bien para esta tercer etapa Foucault agrega un elemento esencial de análisis, mantiene todavía su lugar de intelectual, que él mismo marcaba como el de dar luz sobre ciertas condiciones de generación de determinadas circunstancias de Verdad de Poder y ahora también de subjetividad. Como expresa el propio autor: “El papel del intelectual no es más el de colocarse ‘un poco adelante o un poco al costado’ para decir la muda verdad de todos; es antes que nada el de luchar contra las formas de poder exactamente donde el es, al mismo tiempo, objeto e instrumento: en el orden del saber, de la ‘verdad’, de la ‘conciencia’, del discurso.”[12]

Considero que es siempre importante tener en cuenta este punto cuando nos aproximemos a la obra de Michel Foucault, para no perder de vista su valor fundamental en provecho de un falso “camino más corto” que nos llevaría nada más que aplacar la angustia a la que nos enfrentamos todos los días en al enseñanza, en la psicología o cualquiera sea el campo en el que estemos inmersos, que nos conduce a la lectura de su obra desde la imagen de una “filosofía ideal”. Como bien había mostrado Freud: “Wenn der Wanderer in der Dunkelheit singt, verleugnet er seine Ängstlichkeit, aber er sieht darum um nicht heller.”[13]

Es por eso que considero que es sobre este punto donde debe apoyarse la lectura de Foucault también en esta nueva etapa, no como un sistema ético, sino como un sistema de pensamiento que nos permita adentrar en los fenómenos éticos. Una verdadera filosofía de la práctica, sustentada en al reflexión sobre las prácticas y las conductas filosóficas.

Tomando las palabras del mismo Foucault: “Ensayar de repensar los Griegos hoy en día consiste no en hacer valer la moral griega como el dominio de la moral por excelencia donde se tendría la necesidad para pensarse, sino en suerte de que el pensamiento europeo pueda volver a empezar sobre el pensamiento griego como una experiencia dada una vez y en consideración de la cual se puede ser totalmente libre.”[14]

[1] FOUCAULT, M., “Le retour de la morale”, en Dits et Écrits IV, Gallimard.

[2] Psicólogo, integrante del equipo de investigación del Dpto. de Historia y Filosofía de la Educación, FHCE, Udelar.

[3] Ibíd. 698.

[4] Ibíd.. 697.

[5] Ibíd.. 697.

[6] Ibíd. 700.

[7] FOUCAULT, M., “ La hermeneutica del Sujeto”, pág 132-133.

[8] PLATON, “Charmide”, en Ouvres Complètes, Garnier Tomo I pág. 329, ref. 167 a.

[9] FOUCAULT, op cit., pág. 133.

[10] “La nature humaine produit des âmes sournoises, elle en produit d’ingrates, de cupides, d’impies.” Séneca, Dialogues, De la Colère, Tome I, pág. 57. Foucault también aclara: “El sujeto es menos ignorante que mal formado o, mejor, deformado, vicioso, preso de malos hábitos” op cit. pág. 132 y133.

[11] GILSON, E., “El ser y la Esencia”, Desclée, de Brouwer, Bs As, 1951, pág. 23

[12] FOUCAULT, M., “Os intelectuais e o poder”, en “Microfísica do Poder”, pág. 71.

[13] FREUD, S., “Hemmung, Symptom und Angst”, Fischer, pág. 42. Traducción al español FREUD, S., Inhibición Síntoma y Angustia en Obras Completas Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid, pág. 2839. “El viajero que camina en la oscuridad rompe a cantar para engañar sus temores, mas no por eso ve más claro.”

[14] “Le retour de la morale” op cit. Pág 702.




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FERMENTARIO - Departamento de Historia y Filosofí­a de la Educación. Instituto de Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad de la República. Uruguay. ISSN 1688-6151

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