Ciencia y educación

Federico Franco

Resumen



La trascendencia de una actitud observadora desprejuiciada. Aportes de la ciencia al desarrollo de un espíritu observador, libre y crítico.

 

Seria fantàstic
no passar per l'embut.

…que no perdessin sempre els mateixos
i que heretessin els desheretats.
                        Joan Manuel Serrat

Con esta importante consigna me han desafiado algunos amigos a exponer, primero en nuestro Liceo Rubino y a escribir después para esta publicación.

Son éstas, entonces, algunas reflexiones sobre nuestra experiencia educativa llevada adelante con otras compañeras y compañeros a quienes, desde ya, exonero de las repercusiones de mis opiniones. Nuestra experiencia tiene que ver con lo que hemos llamado Introducción a la Investigación y sobre todo con su inclusión curricular. Todo esto ha tenido su impulso desde las pasantías del Pedeciba, que tanto agradecemos y que promovieron esta inquietud que llevamos adelante desde el año 2000.

En ese momento se nos ocurrió recrear aquellas pasantías con nuestros estudiantes y posteriormente, debido a las valoraciones positivas, pensamos en incluirlas curricularmente porque entre otras cosas, la enseñanza pública sigue siendo un universo a conocer y a conquistar.

La visión que tenemos desde nuestra comunidad sobre las ciencias y la investigación refleja nuestro mundo y afecta nuestra práctica educativa. La presencia poco tangible de nuestra Universidad, la pobre valoración de los investigadores locales, la dudosa inclusión de la ciencia como integrante de la cultura, pueden ser algunos elementos que expliquen nuestra visión como comunidad. A eso debe agregársele la presencia imponente de los medios de comunicación que si bien ponen los temas de ciencia sobre la mesa y lo hacen de dominio público, sesgan muchas veces la visión de la ciencia y de la investigación hacia lo rápido y espectacular. Esto puede notarse por ejemplo en  “ER Emergencias”. Allí se ve cómo estos jóvenes doctores diagnostican mientras corren por los pasillos con sus túnicas desprendidas, al tiempo que intercambian información de su vida amorosa, asociando así vértigo, sensualidad, emoción y ciencia. El “CSI” nos da una idea de la infalibilidad del laboratorio: muestra a jóvenes expertos que nadie sabe dónde aprendieron lo que saben. Se suma a esto la casi desaparición de la justicia pues el laboratorio investiga, concluye y falla en un solo capítulo de cuarenta minutos generando esa presión de inmediatez de resultados.

Sin darnos cuenta permanecemos sentados en el sillón haciendo como que hacemos, es decir, tenemos la ilusión de que hacemos: descubrimos asesinos, virus, paisajes desconocidos y animales fantásticos. Por ejemplo, la vida del tiburón es de dominio público en el centro del país, sin embargo la de la tararira, bueno, tengo mis dudas.

El lenguaje televisivo debe ser tenido en cuenta: mientras la leona es “asesina” al decir del “channel”, las matanzas humanas en cambio son “daños colaterales” como ironiza Galeano. La vida de Fleming se presenta como el candidato al Oscar por su buena suerte: estornudó sobre sus trabajos y descubrió la lisozima; se fue de vacaciones y no lavó las cajas de petri y descubrió la penicilina. En Internet se lee: “el laboratorio de Fleming estaba habitualmente desordenado”. Esa información así presentada propone que cualquiera de nosotros, por el mero hecho de estar resfriado o irse dejando cosas sin lavar, puede ser un descubridor. En esta forma de presentar los hechos no hay neutralidad, como tampoco la hubo cuando Van Helmont, que magistralmente había aislado las variables para investigar el crecimiento del sauce, lleno de prejuicios, se “olvidó” de cómo aislar variables y sostuvo: “basta colocar ropa sucia en un tonel, que contenga además unos pocos granos de trigo y al cabo de veintiún días aparecerán ratones". ¡Qué curiosidad! Al planificar la experiencia del sauce lo aisló adecuadamente para que no recibiera más que agua. ¿No podría haber hecho eso con la ropa para que nada llegara hasta allí? La generación espontánea, su historia, sus prejuicios, su ideología ejercieron su peso.

Pero por suerte existen los sembradores de plantas y de ideas que simbolizo a través del maestro Elman Sánchez, que con Tarragó Ros canta:  “El árbol es como un pueblo y el desarraigo lo acaba. Hay que plantar mil semillas por cada especie arrancada”.

Y cuando digo cantar digo hacer.

Nuestra experiencia se apoya en el principio teórico de investigar lo nuestro: recursos, fuentes de alimentación y de energía, el agua, la salud, la producción; y para eso debemos vivenciar la investigación. Menor vulnerabilidad, menor dependencia, más libertad, son los fuertes puntos de apoyo que nos afirman.

Y hemos llamado a esa experiencia, entonces, Introducción a la Investigación, en la que permanente  valoramos aspectos tales como:

1.      El recorrido de diferentes caminos de investigación como un primer acercamiento  a ésta.   

2.      El esfuerzo de su inclusión curricular.

3.      El tránsito y no el resultado.

4.      La motivación de los estudiantes.

5.      El minimizar las asimetrías de poder.

6.      La posibilidad de equiparar las relaciones entre personas.

7.      La importancia de relativizar el saber docente sin la renuncia a su papel orientador.

8.       La duda como motor y el desequilibrio -crisis- como combustible.

9.      Cambiar la seguridad por el asombro.

           Deberíamos meditar seriamente sobre la motivación del docente.

Debo admitirlo, en estos nueve años y en este tema ¡he sido feliz!

Altos propósitos, que comparto, han sido revisados por la profesora Daisy Imbert, compañera de ilusiones y ancla emocional para nuestras angustias docentes. Esta herramienta tiene como objetivo lograr que el estudiante:

  • Se embelese con las ciencias y desarrolle métodos para aprenderlas.
  • Efectúe tareas específicas, de acuerdo a sus intereses, sobre temas relevantes y por tanto motivadoras; que contemple las ideas previas para la consecución de un aprendizaje significativo.
  • Integre y analice críticamente la información.
  • Realice actividades que le impliquen funciones mentales de orden superior que lo preparen para enfrentar los desafíos del futuro.
  • Desarrolle valores tales como la solidaridad, responsabilidad y participación al realizar un trabajo cooperativo.
  • Cumpla tareas que le permitan manifestar aptitudes como la creatividad y la innovación. 
  • Se involucre con el medio en el que vive.
  • Participe, con equidad.
  • Reflexione sobre sí mismo permitiéndole transformarse en un ser crítico.
  • Se convierta en una  persona más abierta, flexible y democrática.

En relación con algunas características de nuestra Introducción a la Investigación,  debo decir desde ya, que estamos dispuestos a intercambiar experiencias similares, información y a recibir sugerencias a través de nuestro correo electrónico. Hemos implementado esta experiencia en Segundo Ciclo, básicamente. Los estudiantes, agrupados en equipos pequeños del mismo subgrupo de práctico, tienen la opción de proponer un tema o elegirlo de una lista que aportamos los docentes, temas que derivan del programa. Sobre este punto ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes. Los estudiantes pueden investigar lo que les gusta o deambular por temas difíciles de abordar presos de su bagaje, y por otro lado la lista le permite al cuerpo docente ampliar o continuar trabajos anteriores, acotando el tema. Se establece un plazo para decidir el tema y se establecen fechas de entrega del material en formato electrónico para devolver con correcciones. Entrelazado a esto corre el programa y se aprovechan y unifican tareas entre éste y la Introducción a la Investigación. A modo de ejemplo: en Bacterias, uno de los primeros temas, se les pide que realicen una revisión de al menos tres fuentes, basados en un instructivo de presentación, sobre aspectos como “Utilidad de las bacterias”, de manera que, al mismo tiempo que estudian el tema del programa, intentamos que aprendan a realizar la revisión, citando y presentando las fuentes. Otros aspectos como valoración de metodología, análisis de cuadros o gráficas son practicados con otros temas a medida que avanza el programa. Este tipo de trabajo, del cual se va dando cuenta en entregas periódicas, finaliza con la presentación digital del informe, para la que han sido impresas las Pautas de Publicación, con la impresión del informe, con la creación de un póster sobre el trabajo, para el que se cuenta con  un Instructivo, y, finalmente, la participación del grupo en una Muestra en el mes de octubre.

Esto que brevemente hemos descripto, dicho desde ya, genera un trabajo extra, una superposición de papeles de una enorme y desafiante complejidad. No le temamos al tiempo perdido, porque no es tal, a pesar de que todos sabemos la angustia que puede representar documentar el uso del tiempo en la libreta del profesor. Pensar no es perder tiempo. Ejercitar métodos es relativamente fácil y práctico, recrearlos y valorarlos implica tiempos de reflexión, aparentemente inútiles. Pero cuando aparece la idea o la forma y ocurre la iluminación que permite encontrar el camino, el grupo da un salto y se ubica en un nivel superior con otras expectativas que traen consigo nuevas dudas. Por eso es importante para nosotros que los estudiantes consideren al docente como integrante natural del grupo de investigación. Esto me parece muy interesante y trae como resultado un reposicionamiento del docente por parte del estudiante –y de sí mismo- ya que habitualmente ambas partes se encuentran y se ven como experiencias disímiles. A partir de esta experiencia se ven acercados hacia la conquista de un objetivo común, se reubica al docente, no ya arriba, ni al lado, sino adentro y comprometido en la búsqueda y en el aprendizaje.

El verdadero interés no es el resultado final o el producto, no es el informe, ni el póster, ni la muestra de octubre, valiosos mojones de esta experiencia. El verdadero producto-objetivo es el tránsito, es el camino. Habrá trabajos mejores y de los otros, los cuales revelan en última instancia nuestras limitaciones para orientar, pero más allá de que lo producido no termine de conformarnos –cosa que ocurre más comúnmente de lo que uno desearía- la verdadera experiencia creadora es el camino recorrido. El aprendizaje se da vivenciando el tránsito. Ya no se trata de que el docente recorra los pequeños grupos de trabajo orientando y controlando la tarea, cosa que hace, sino que ahora está adentro de la tarea y del grupo como parte integrante natural del mismo. El docente investiga; no esconde ni recorta su aporte, ni juega al lazarillo astuto, sino que junto al grupo y en forma simultánea se investiga e investiga su accionar. Por eso también estoy lleno de dudas con lo de investigación réplica e investigación frontera, falsa dicotomía si me apuran.

Y en ese ambiente -con pocas certezas y muchas dudas que se enfrentan, con desafíos que no se eluden, con desequilibrios que se asumen, con agotamientos que llenan de energía- es que el docente rejuvenece, convive con estudiantes y colegas devenidos ahora en compañeros. Uno se siente feliz, crece y renueva su contrato con la educación.

¿Y ustedes qué sienten? ¿O cómo desearían sentirse?

 

 

 

 




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FERMENTARIO - Departamento de Historia y Filosofí­a de la Educación. Instituto de Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad de la República. Uruguay. ISSN 1688-6151

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